En la década de los 90, Edward Thibault, un colombo-canadiense, de familia paisa (pa' más señas), llegó a la región de Santa Elena con la ilusión de crear una granja ecológica.
En esta aventura se encontró con un ambiente bucólico digno de resaltar y una comunidad de silleteros que contribuían a adornar el paisaje.
Contrató a un trabajador venido del Carmen, que notó muy competente en sus labores, quien luego trajo a su esposa y tuvieron un hijo estando trabajando en la granja. Para Edward este acontecimiento fue muy especial, pues sin buscarlo, se convirtió en un abuelo que disfrutaba del crecimiento de un hijo que nunca tuvo y quien logró hacerlo sentir que había conseguido una familia.
Pero esta magia de Santa Elena era algo que le producía la sensación de "tener el deber de hacerlo disfrutar a otras personas". Fue así como se entregó a la aventura de crear un restaurante. Sus conocimientos de cocina internacional y su experiencia con restaurantes en Canadá lo impulsaron a hacer de su granja un lugar de un encanto especial.
En la preparación del terreno tuvo que sacrificar un par de árboles, pero sin pensarlo dos veces los acomodó para que fueran las columnas del lugar y la calidez que nos entra por los ojos.
Él quería dejar su legado y ahora tenía una familia, llegó una niña que acabó de llenar su corazón. Su misión se convirtió en dejar a esta, su nueva familia preparada para atender su rincón mágico. Ya no fue solo él el que preparaba los platos, sino que hizo de su nueva familia un equipo fuerte que logró mantener el estándar de los deliciosos platos y la calidez y elegancia de la atención.
Edward sabía que así tenía que ser, él llegó de Canadá desahuciado por una enfermedad en los pulmones propia de regiones frías como lo es Canadá. No se imaginó que el paraíso que lo recibía y la bendición de la nueva familia le fueran a prolongar tanto su vida. Tuvo el tiempo suficiente para asegurarse que su equipo mantuviera este ambiente mágico característico de Donde Edward - Comida de la Granja.
Hoy en día tenemos el honor de ser atendidos por esta hermosa familia que conserva el encanto que Edward quería que nosotros disfrutáramos:
Jorge, Marleny, Sergio y Luisa, el menor, Jose, también nos presta sus servicios.